
El domingo que normalmente uso para dormir y hacer cosas relajantes y tranquilas, cambió. Desde buena mañana sentía una gran urgencia interna por ordenar mi espacio. Y así fue y logré mi objetivo. Fue un día que se me hizo eterno y para mi sorpresa con sentimientos encontrados. Pensar que para ordenar hay que revolver todo primero aunque a primera vista el desorden era una obviedad. Lo que menos me imaginé es que esa urgencia interna iba a llevarme a todos los diferentes tiempos de mi vida. Los papeles y objetos tenían un gran manto de partículas de vejéz.
De a poco me fui acercando a mis cosas y como si fuera por inercia miraba todo detenidamente como si cada cosa me hablara con una voz quebrada y fría. Palpar cada objeto me hacía viajar lentamente. Hoy miré con gran asombro mi pasado. Encontré hojas escritas por mí desde que tenía 12 años. Las leí y me sentí como una total extraña; como si estuviera invadiendo la vida de un desconocido, fue un sentimiento de temor y a la vez muy alarmante. Tengo que reconocer que la risa que me provocaba cada redacción que leía, llevaba una ligera dosis de nostalgia y a la vez un poco de incertidumbre. Quizás me sentía de esa forma por que al ver mi pasado en una hoja, sentía una realidad profunda de cómo he cambiado con el pasar el tiempo. Ver como esa inocencia se esfumaba con las horas, fue realmente confuso pero a la vez muy lleno de inquietud.
Creo que el tiempo y cada experiencia de verdad me ha convertido en una persona menos frágil. Tuve recuerdos que hirieron mi alma, pero también tuve recuerdos muy dulces, siempre posicionados en una balanza. Hoy me sentí fuerte y sin ningún dolor pude romper mis sueños de la infancia, mis peores momentos y algunos muy gratos. Hoy pude ver que mi realidad es distinta a lo que siempre imaginé y que siempre va a existir una hoja que aguante cada sueño que quiera realizar.
Después de tanto tiempo, recordé lo que era amar queriendo por sobre todas las cosas que mi acompañante fuera feliz para que yo lograra mi felicidad. Recordé que las palabras son un arma peligrosa y que los sentimientos en mi vida han sido puros. Las promesas están aún en un frasco de cristal y las lágrimas finalmente reposan en un trozo de seda. Las disculpas y el dolor lo he dejado fuera de mí para de esa forma no tener nada que me impida ser siempre mejor y vivir tranquilamente.
Hoy mi espacio se encuentra impecable, mi historia se encuentra finalmente donde clamaba estar. Ahora deseo encontrar éxito en un futuro próximo y con forme pase el tiempo volver a creer, volver a sentir, volver a soñar y aún no peder lo poco de inocencia que invade mi ahora "ordenado" interior.
Kaa-