Saturday, October 22, 2005

Mi mundo tan extraño.


Es un título que hace brotar en mí una cantidad exagerada de preguntas y una ráfaga de respuestas llenas de locura y a la vez con un ligero razonamiento de sensatez. Empezando por lo más reciente, comienzo a describir la caja de ironía que me regalaron a mi corta edad. He estado deseando conocer a alguien que me haga sentir lo que soy, distinta en medio de la extensa variedad.
Él era extraño de cualquier ángulo donde se le mirase. Cada parpadear encerraba más misterio, pero un misterio que verdaderamente me apasionaba. Sus ojos revelaban muchas cosas, no hacía falta que contara de su vida, por que estos ya revelaban gran parte de ella. Sentir fue la palabra más compleja y pensar nunca fue parte de los momentos compartidos. Siempre fue hacer, no decir y así era más excitante. Existía solamente un lenguaje completamente corporal y tuvimos grandes conversaciones. Valores, principios, ideales desaparecían ó simplemente cumplían un exigente acto de omisión. Nada obstaculizaba mi ser, por que nunca se tuvo que fingir nada. Los latidos avanzaban como si hubieran sido parte de la canción árabe “Saharni – Najwa Karam”. Las manos eran fundamentales en cada obra. Grandes, suaves, espontáneas, veloces y a la vez delicadas. Le daban el punto final a cada oración.
Cada lugar que visitamos, era distinto, aunque fuéramos al mismo lugar, siempre todo fue diferente. Con él sentí pasión, me sentí protegida, pude vencer pensamientos llenos de monotonía y era capaz de sacar lo que mi alma no se atrevía a expresar. Hasta que un día cambiamos dirección, tratando de concretar aun más nuestras conversaciones. Hacia los lados se miraban luces, nada parecidas a aquellas diminutas que se podían divisar en lo alto de las montañas. Cerrando los ojos sentía como mi luz interna se apagaba de a poco y las palabras parecían un estruendo en un cajón vacío, con un eco persistente.
Ya yo no tenía opción de gritarle al mundo lo que quería hacer, por que el capricho era la voz fuerte de él.
Tanto sentimiento se esfumó a la hora de pensar y ahora solo espero que aparezca todo de nuevo sin invitar lágrimas a danzar.